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29 de octubre de 2024: la DANA que cambió Valencia para siempre

  • Foto del escritor: The Orange Club
    The Orange Club
  • 26 oct
  • 12 Min. de lectura

Actualizado: 29 oct

Vecinos de Valencia ayudándose durante la inundación nocturna de la DANA 2024 bajo la lluvia torrencial.
La noche en que Valencia quedó bajo el agua — DANA 2024

Valencia siempre ha vivido entre el agua y la memoria. Desde las primeras crónicas que narran cómo el Turia se desbordó en 1238, apenas un día después de la entrada de Jaume I, hasta la devastadora riada de 1957, que obligó a desviar el cauce del río con el Plan Sur, la ciudad ha aprendido que su mayor belleza —la cercanía al mar y a la huerta— es también su mayor fragilidad. Pero aquel martes 29 de octubre de 2024, la historia se repitió con una violencia que superó cualquier recuerdo.


Una Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) se formó sobre el Mediterráneo y descargó sobre la provincia de Valencia lluvias de una intensidad sin precedentes. En apenas unas horas, el agua transformó caminos en torrentes y avenidas en ríos imposibles de cruzar.


En Chiva se registraron casi 490 litros por metro cuadrado, uno de los valores más altos jamás medidos en la Comunidad Valenciana. El barranco del Poyo, desbordado a lo largo de su cauce, se convirtió en una ola de barro y destrucción que arrasó pueblos enteros del área metropolitana: Torrent, Paiporta, Aldaia, Picanya, Turís o Alcàsser fueron algunos de los más castigados.


Mientras tanto, en la zona sur del área metropolitana —en municipios como Alfafar, Benetússer o Sedaví— apenas llovía. Esa aparente calma en los tramos bajos del Turia agravó el desastre: el agua que caía kilómetros arriba descendió sin resistencia, encontrando un terreno seco, urbano y densamente poblado que no estaba preparado para absorber semejante caudal.


El embalse de Forata, que ya se encontraba tensionado por la acumulación, liberó parte del agua en una maniobra de emergencia para evitar males mayores, contribuyendo a un caudal que multiplicó su fuerza río abajo.


En cuestión de horas, barrancos, acequias y cauces históricos colapsaron. Los registros oficiales hablan de más de 200 fallecidos y pérdidas materiales millonarias, pero lo que no recogen las cifras es el silencio que siguió: el de las calles anegadas, el de las familias incomunicadas, el de quienes esperaban noticias que nunca llegaron.


Aquella DANA no fue solo una tormenta: fue una herida colectiva. Como en 1517 o en 1957, el agua volvió a recordar su poder ancestral sobre una ciudad que había olvidado su vulnerabilidad. Y lo hizo con la precisión trágica de la historia: en pleno siglo XXI, en una Valencia moderna, conectada, que aún así no pudo escapar del mismo destino que sus antepasados medievales.



📅 Cronología de la Dana de Valencia del 29 de octubre de 2024: el día en que el agua lo cambió todo


⏰ 07:00 — El amanecer de la alerta


El día de la Dana de Valencia, amaneció con un cielo denso y plomizo sobre el interior de la provincia. A las 07:36 h, la AEMET elevó el aviso a nivel rojo por lluvias torrenciales en el interior y prelitoral de Valencia. La Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) advirtió del ascenso rápido del nivel en los embalses de Forata (Cortes de Pallás) y Tous, y del aumento del caudal en el barranco del Poyo y el río Magro. En apenas dos horas, cayeron más de 200 l/m² en municipios como Chiva, Buñol y Yátova, colapsando calles, caminos rurales y carreteras secundarias.


  • A las 07:30 h, el Centro de Coordinación de Emergencias amplió la alerta naranja por lluvias al litoral sur de Valencia y recordó la suspensión de clases en varios municipios.


  • A las 07:45 h, se estableció oficialmente la situación 1 por lluvias en la Ribera Alta, con alerta roja en el litoral sur y naranja en el resto de la provincia.


  • A las 08:49 h, el 112 emitió un aviso a la población pidiendo evitar circular en coche o acercarse a zonas inundables, uno de los primeros mensajes de prevención del día.


⏰ 09:00 — La tormenta se intensifica


Entre las 9 y 11 de la mañana, la DANA se concentró sobre la Hoya de Buñol-Chiva y el Camp de Túria, avanzando hacia el área metropolitana. La CHJ informó de los primeros desbordamientos parciales en zonas rurales y del riesgo inminente en los cauces del Magro y el Poyo. Las estaciones meteorológicas registraban cifras históricas:


  • 490 l/m² en Chiva

  • 370 l/m² en Turís

  • 340 l/m² en Godelleta


Mientras tanto, al sur del área metropolitana —Alfafar, Benetússer, Sedaví, Massanassa— apenas llovía, lo que aumentó el peligro: toda el agua descendía sin resistencia hacia las zonas más bajas.


En esta franja horaria, la DANA empezó a mostrar una estructura estacionaria: las lluvias se mantenían sobre el interior sin desplazarse, lo que aumentaba el riesgo de acumulaciones extremas.



⏰ 11:30 — Avances de la tormenta y primeros daños graves


A media mañana, los efectos de la DANA se intensificaron. El agua corría ya por los cauces del barranco del Poyo y del río Magro, aunque sin desbordarse todavía.


En la Hoya de Buñol, las precipitaciones persistentes provocaron el colapso de varios caminos rurales y desprendimientos de ladera en las carreteras CV-425 y CV-379.


En Chiva, el caudal de los arroyos secundarios empezó a inundar zonas bajas del polígono industrial.


La CHJ alertó de una saturación total del terreno y de un aumento “preocupante” en los embalses de Forata y Tous, que se mantenían bajo vigilancia constante.


La tensión crecía: la cuenca estaba al límite, pero el episodio más destructivo aún estaba por llegar.


  • A las 11:06 h, la CHJ comunicó oficialmente a Emergencias que el barranco del Poyo alcanzaba 264 m³/s y seguía en tendencia ascendente, avisando de una crecida “muy rápida”.


  • A las 11:45 h, Emergencias emitió un aviso especial de alerta hidrológica para los municipios de la cuenca del río Magro, señalando que, aunque las lluvias se reducían momentáneamente, el caudal seguía aumentando peligrosamente.


  • Entre las 12:00 y 13:00 h, según el jefe del Consorcio de Bomberos, José Miguel Basset, “el episodio comenzó a variar” y se observó un cambio de patrón en la intensidad de las precipitaciones.



⏰ 13:00 — Un mensaje de calma antes del caos


  • A las 12:20 h, Emergencias ordenó a todos los municipios afectados por el barranco del Poyo activar los CECOPAL (centros de coordinación locales); sin embargo, solo Algemesí y Valencia lo hicieron.


  • Sobre las 12:00 h, la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, declaró en À Punt que la alerta roja se mantendría hasta las 18 h, pero que ‘por la tarde no llovería con la misma intensidad’. A esas mismas horas, el jefe de climatología de AEMET, José Ángel Núñez, reiteraba que ‘la DANA se desplazaba hacia el norte’, reduciendo la percepción de riesgo.


  • A las 12:23 h, Bernabé y la consellera Pradas mantuvieron una conversación telefónica de seguimiento sin solicitar todavía la UME.


A las 13:00 h, el presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, comparecía en rueda de prensa transmitiendo un mensaje de calma. Según las previsiones disponibles en ese momento, lo peor del temporal parecía haber pasado y el sistema se desplazaba hacia el norte. El mensaje oficial buscaba tranquilidad y coordinación institucional. Sin embargo, sobre el terreno, los técnicos ya advertían que los cauces del Poyo y del Magro seguían creciendo peligrosamente.


La realidad era otra: las lluvias torrenciales que se acumulaban en las sierras del interior estaban a punto de provocar el desbordamiento de los principales barrancos. Horas después, a partir de las 18:30 h, llegarían las inundaciones más devastadoras en Torrent, Picanya, Paiporta, Benetússer, Sedaví, Massanassa y Catarroja. Fue un punto de inflexión: mientras los mensajes institucionales pedían calma, la catástrofe natural se estaba gestando silenciosamente.



⏰ 15:00 — Desbordamiento en cadena


Entre las 12:30 h y las 13:42 h, los registros mostraban un descenso temporal de la lluvia, lo que generó una falsa sensación de mejora. Sin embargo, los embalses de Forata y Tous seguían acumulando niveles históricos de agua.


La tarde del 29 de octubre comenzó con señales confusas. A las 13:42 h, la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) comunicó que el caudal del barranco del Poyo descendía a 120 m³/s, y aunque la tendencia era decreciente, Emergencias no desactivó la alerta hidrológica. Pero a esa misma hora, en el interior, el río Magro comenzaba a desbordarse en Utiel, provocando la llamada directa del alcalde a la consellera de Justicia e Interior, Elisa Nuño Pradas, que pasadas las 14 h contactó con la delegada del Gobierno para solicitar la intervención preventiva de la UME.


A las 14:21 h, el Centro de Coordinación de Emergencias declaró la situación 1 por lluvias en la Plana de Utiel-Requena y la Ribera Alta, y activó la alerta roja por lluvias en todo el litoral e interior norte de Valencia. Menos de una hora después, a las 15:00 h, la Generalitat elevó el episodio a nivel 2 de emergencia, lo que implicaba la petición oficial de ayuda a la Unidad Militar de Emergencias (UME). Hasta ese momento, el Consorcio Provincial de Bomberos mantenía el mando operativo de los rescates.


A las 15:04 h, un nuevo correo de la CHJ confirmaba un descenso del caudal en el Poyo hasta 55,8 m³/s, pero la alerta siguió activa.


A las 15:20 h, el 112 anunció públicamente que se había activado el nivel 2 del Plan Especial de Inundaciones (INUNVAL) y que la UME se incorporaba oficialmente al operativo.


Poco después, a las 15:54 h, la CHJ advirtió que en la siguiente hora se alcanzarían caudales superiores a 1.000 m³/s en el río Magro, por la liberación controlada de la presa de Forata. El aviso mencionaba riesgo significativo para los municipios de Montroi, Real, Alfarp, l’Alcúdia y Algemesí, cuyos caudales convergerían en el Júcar.


A las 16:13 h, la CHJ registró 28,7 m³/s en el Poyo, todavía sin riesgo aparente, pero a las 16:44 h alertó de que el embalse de Forata seguía subiendo su cota y requería vigilancia especial. Cuatro minutos después, a las 16:48 h, Emergencias emitió un mensaje público pidiendo máxima precaución:


“No hay que confiarse: aunque en muchas zonas del litoral no llueva, los ríos y ramblas llegan muy crecidos. Evita circular y aléjate de cauces.”

A las 16:55 h, un nuevo correo de la CHJ reiteró la previsión de caudales superiores a 1.000 m³/s en el Magro, advirtiendo que podrían verse afectadas Montroi, Algemesí, Real, Alfarp y l’Alcúdia.


A las 17:00 h, quedó constituido el CECOPI (Centro de Coordinación Operativa Integrada) con presencia de la CHJ, la Generalitat, la Diputación de Valencia y la UME, aunque —según asistentes— en ningún momento se mencionó el riesgo inminente del barranco del Poyo, cuyo caudal ya era de 325,5 m³/s, más del doble del umbral que obliga a comunicar a Protección Civil crecidas peligrosas.


Tres minutos después, a las 17:03 h, la UME anunció la salida de su elemento de primera intervención desde la base “Jaime I” de Bétera rumbo a Utiel.


A las 17:35 h, Emergencias lanzó un aviso hidrológico general para los ríos Magro y Júcar, alertando a todos los municipios ribereños —de Algemesí a Cullera— del riesgo de desbordamientos generalizados.


Finalmente, a las 17:56 h, la CHJ confirmó que el embalse de Forata había comenzado a verter y que los caudales en el Magro superarían los 1.000 m³/s, un volumen que pronto contribuiría a la catástrofe que, en menos de una hora, alcanzaría el barranco del Poyo.



⏰ 18:28 — El desbordamiento total del barranco del Poyo


A las 18:28 h, tras más de diez horas de precipitaciones ininterrumpidas y con el terreno completamente saturado, el barranco del Poyo se desbordó por completo. El agua rompió los márgenes en su tramo medio, entre Chiva y Torrent, avanzando hacia el área metropolitana con una fuerza descomunal.


  • Los sensores de la CHJ situados entre Chiva y Torrent registraron un salto súbito de caudal de 325 a más de 700 m³/s en menos de veinte minutos.


  • El nivel del agua superó los dos metros en zonas urbanas bajas de Picanya y Aldaia, donde la corriente alcanzó velocidades superiores a 3 m/s.


Las imágenes satelitales posteriores confirmaron que la onda alcanzó velocidades de arrastre superiores a 3 m/s, arrasando huertas, caminos y polígonos industriales.


En Torrent, las urbanizaciones de la parte alta quedaron aisladas. En Paiporta, Aldaia, Picanya y Xirivella, el agua comenzó a entrar por garajes, sótanos y bajos comerciales. En apenas 30 minutos, el nivel subió más de un metro, y el torrente se llevó coches, contenedores y muros a su paso.


El embalse de Forata, en Cortes de Pallás, alcanzó su límite máximo operativo. La CHJ ordenó una liberación controlada de caudal, que aumentó temporalmente el flujo del río Magro. La conjunción de ambos —Magro y Poyo— provocó una ola de agua y barro que se expandió por la llanura, colapsando el sistema de drenaje del área metropolitana. Fue el momento más crítico del día, el instante en que Valencia revivió el miedo ancestral a las riadas que marcaban su historia.



⏰ 20:00 — Noche de incertidumbre


La lluvia apenas cesó. Las luces de emergencia teñían las calles de rojo y azul, mientras los vecinos se organizaban para rescatar a ancianos y personas con movilidad reducida.


En Torrent y Paiporta, los servicios de rescate utilizaron pequeñas embarcaciones para evacuar a decenas de familias. Las autoridades locales habilitaron refugios en polideportivos y colegios. A medianoche, la lluvia remitió, pero el daño ya estaba hecho.


La comunicación seguía interrumpida en varios municipios, y en localidades como Torrent o Paiporta los vecinos improvisaban rescates con cuerdas, barcas de recreo y tractores agrícolas.


⏰ 20:11 h — El mensaje ES-Alert


Cuando la noche ya había caído sobre Valencia y el agua cubría calles enteras, los teléfonos móviles comenzaron a sonar al unísono.


A las 20:11 h, la Generalitat Valenciana activó el sistema ES-Alert, enviando un mensaje masivo a todos los dispositivos de la provincia.

El aviso, que advertía del peligro de inundaciones extremas, llegó cuando muchas personas ya estaban atrapadas con el agua al cuello, refugiadas en escaleras o tejados.


Según diversas fuentes, el envío del mensaje había sido programado cerca de las 18:00 horas, pero se retrasó por motivos de coordinación interna.


A esa hora, el 112 acumulaba más de 19.000 llamadas y más de 4.700 incidencias activas, la mayoría de personas pidiendo auxilio. Para muchos vecinos, aquel sonido simultáneo del móvil no fue una advertencia… sino la confirmación de que el desastre ya estaba ocurriendo.


Muchos supervivientes relataron después que aquel sonido del móvil coincidió con el momento más crítico: el agua ya les cubría hasta el pecho o les obligaba a refugiarse en los pisos superiores.


 Días 30 y 31 de octubre — Los días del silencio


La madrugada del 30 de octubre fue larga y confusa. Las lluvias habían cesado en gran parte, pero el agua seguía presente en calles y casas.


En municipios como Torrent, Aldaia, Paiporta y Picanya el agua tardó más de 48 horas en retirarse completamente, dejando depósitos de barro de hasta 40 centímetros. Los cortes eléctricos y de telefonía se mantuvieron durante días, complicando las labores de rescate y comunicación.


Los primeros equipos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) realizaron tareas de reconocimiento esa misma noche, centradas principalmente en Utiel y la Ribera Alta, pero su despliegue completo —junto al del Ejército de Tierra y unidades de refuerzo de bomberos— no se produjo hasta dos o tres días después, cuando gran parte de las zonas afectadas del área metropolitana seguían anegadas.


Durante esas horas críticas, los pueblos más afectados —Torrent, Aldaia, Paiporta, Picanya, Chiva y Turís— se organizaron por su cuenta. Vecinos con tractores, barcas improvisadas y cuerdas formaron brigadas espontáneas de rescate, ayudando a sacar a personas mayores o con movilidad reducida de sus viviendas.


Los primeros en llegar fueron los propios vecinos”, recordaron algunos testigos. La solidaridad se convirtió en la única línea de defensa ante una catástrofe que desbordó toda capacidad institucional. "El pueblo estaba solo".


🤝 Solo el pueblo salva al pueblo


A la mañana siguiente, el silencio pesaba tanto como el barro.


Cuando el agua bajó, lo que emergió no fue solo el barro, sino el espíritu indomable del pueblo valenciano. Durante los días más oscuros, cuando las sirenas se apagaban y el silencio del desastre lo cubría todo, miles de personas se levantaron al unísono. Vecinos que no se conocían, jóvenes, mayores, familias enteras, caminaron juntos con palas, cuerdas y manos desnudas hacia las zonas más devastadas.


Cruzaron el río, por el puente que hoy lleva el nombre de “Puente de los Voluntarios”, avanzando hacia un paisaje de ruinas y silencio. No había organización ni jerarquías: solo una certeza compartida, “solo el pueblo salva al pueblo”. Allí donde el agua había arrasado hogares, ellos abrieron paso. Donde el barro lo cubría todo, ellos lo limpiaron. Donde el miedo se imponía, ellos ofrecieron consuelo.


Durante días y noches sin descanso, formaron cadenas humanas para retirar escombros, rescatar animales, personas, repartir mantas y víveres, y devolver dignidad a lo que el río había arrebatado. Las imágenes de esas columnas de voluntarios avanzando quedaron grabadas como el verdadero símbolo de aquella tragedia: la unión de un pueblo que no esperó órdenes, solo respondió con el corazón.


Hoy, casi un año después, la emoción sigue viva. El aniversario de la DANA nos recuerda que, más allá de las pérdidas, Valencia demostró que la fuerza de su gente es más grande que cualquier tormenta. El Puente de los Voluntarios no une solo dos orillas del río: une la memoria de un pueblo que supo enfrentarse al desastre con la mayor de las virtudes humanas —la solidaridad—.

Porque si el agua destruyó, fue el pueblo quien reconstruyó.


Voluntarios cruzando el Puente de los Voluntarios en Valencia tras la DANA de 2024, símbolo de solidaridad ciudadana.
El Puente de los Voluntarios — símbolo de la solidaridad valenciana

🌅 En la memoria del agua


El 29 de octubre de 2024 quedará grabado en la historia de Valencia como una herida que aún duele, pero también como el día en que un pueblo se levantó sin esperar a nadie, saltando por encima de cualquier orden.


El agua se llevó casas, calles, historias y silencios… pero no pudo llevarse la dignidad ni el coraje de quienes resistieron.


Hoy, cuando vuelve el otoño y el aire huele a tierra mojada, la memoria del agua sigue viva. Está en los muros que se limpiaron a mano, en los puentes reconstruidos, en los abrazos entre desconocidos que aquel día se convirtieron en familia. Las cicatrices del Turia y del Barranco del Poyo no son solo geográficas: son humanas. Y recuerdan que la fuerza de un territorio no se mide por lo que pierde, sino por cómo se levanta después de caer.


En los informes posteriores de la CHJ y el Instituto Geográfico Nacional, se constató que la DANA del 29 de octubre de 2024 dejó el mayor registro de precipitación puntual en la historia reciente de la provincia de Valencia, superando incluso algunos valores de la riada de 1957.


En cada aniversario, al mirar el cauce tranquilo del río, Valencia recordará no solo la furia de la tormenta, sino la respuesta de su gente. Porque aquel día, entre el barro y el miedo, Valencia volvió a nacer, y solo el pueblo, salvó al pueblo.



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